Había una vez una
luna de roto espejo
sin celofanes, ni sedas perladas
se bebía la noche de vino añejo
entre espejismos de lírica plateada.
sin celofanes, ni sedas perladas
se bebía la noche de vino añejo
entre espejismos de lírica plateada.
Había una luna vacía
de reflejos
cráteres de sombra y ella colgada
de celeste mar, se avizora desde lejos
en la espesa selva de fronda obnubilada.
Y esa luna sin antorcha, ni lucero
ente lava y ceniza y cenicero
recitaba al ébano de noche
cráteres de sombra y ella colgada
de celeste mar, se avizora desde lejos
en la espesa selva de fronda obnubilada.
Y esa luna sin antorcha, ni lucero
ente lava y ceniza y cenicero
recitaba al ébano de noche
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