Si Supieras

Si supieras amor que en breve paso

me dejaste aromas y poemas

de lunas orladas de  diademas

en tus alas de fulgido Pegaso,

y a tu paso robaste un  pedazo

de esa llama  de amor  que aún me quema,

yo soy ola que a tu playa  rema

buscando  el numen  en tu abrazo.

Si supieras amor que yo me rindo

ante el lienzo que pinta tu  silueta,

por tu risa infantil yo soy veleta

y en el viento por tu olvido brindo.

Soy fantasma que merodea sin sombra

ya  tu presencia un día será recuerdo,

navego en lo insondable  y me pierdo

en un viso de  nostalgia que aun te nombra.

Si se  que eres efímero tormento

prometo no ir tras de tus sendas

a nadie se le ata las riendas

sabré olvidarte en su momento.

Insaciable Colibrí

Adornando un jardín, una rosa carmesí
diáfana adorna la esfera
semeja sol de un rubí
nutrido de primavera.

En donosa doncellez de su licor un colibrí
ansioso liba su rivera,
va prendido de sus labios con fulgor y frenesí
por ser su amante, flor primera.

La rosa de carmín vestida de pompa
y de suntuosa elegancia
a él desprende lo que adorna,

todo el néctar de su miel
y su solemne fragancia,
y no contento en su bien se prende sobre un clavel.

Sortilegio

Ojos dorados engendran misterios
entorno el follaje de una negra luna
ojos bordados de verdes ensueños
como retazos tejiendo llanuras.

Ojos cual valle de color intenso
o de montañas entre la espesura
ojos envueltos en lozanos párpados
imitan la magia de bellas lagunas.

Ojos vestidos de monocromía
narran historias de lejanas aguas,
y de volcanes que disparan furia,
y de altas cimas en el Aconcagua.

El Amazonas despertó en tus ojos
cuando la noche se tiñó de blanco,
la mansedumbre se prendó de oreo
y en mi estuario encontró su alivio.

Busco por doquier tus ojos admirables:
en la profundidad del éter infinito,
en las aureolas que cubren los astros,
entre hadas y entre hechizos.

En el vergel primaveral de flores,
entre artes y entre maravillas,
en la linfa que sacia los mares,
en la odisea que emprende un idilio.

Esos tus ojos, alquimista me embriagan,
tierna tu mirada, me hechiza,
dos destellos del brillo de esmeraldas
reflejados en marrones delirios.

Esos tus ojos dos flores de trébol
que se escondieron tras de mi arboleda,
esos tus ojos que son mis dos sueños
y los culpables de noches en vela.

Podrán los calendarios volar tras el tiempo
pero el sentimiento de mi amor perenne
conservará el sortilegio
de tus ojos verdes.

Inolvidable

¿Sabes? Borré todas tus fotos,
hice con tus cartas una hoguera
y quedó tu retrato en mi memoria
y escrito tu nombre en mis quimeras.

Se esconde mi sol tras de tu ocaso,
Y el viento tu nombre silabea,
trae de vuelta tu aroma a mi regazo
y en las ramas tu silueta coquetea.

Se tiñen de arreboles las praderas
y las flores encarnadas de tus labios
en mi boca se vuelven primavera
eterna de nostalgias y geranios.

Quedan tus manos de gaviotas
revoloteando al litoral de mis caderas
y me traen tus formas melodiosas
un cardumen de estrellas marineras.

Y si acaso miro al firmamento
te miro titilar en cada estrella,
te invoca mi alma en un lamento
y bajas ¡Oh ráfaga centella!