Ni el vuelo reluciente de la brisa,
ni el cáliz de la rosa, ni un lucero
que ha escapado del cielo en un velero
me traen de regreso tu sonrisa.
que ha escapado del cielo en un velero
me traen de regreso tu sonrisa.
Llueve a cantaros, la tarde plomiza
deshoja en la fontana el romancero,
deshoja en la fontana el romancero,
en su triste cantilena el tero- tero
emigra a otro cielo a toda prisa.
emigra a otro cielo a toda prisa.
Su pena con la mía se matiza
yo te quiero, te quise y sin embargo
tu cruel indiferencia y la tarde plomiza
yo te quiero, te quise y sin embargo
tu cruel indiferencia y la tarde plomiza
contrastan con mi dolor amargo.
Ni la brisa, la rosa, ni un lucero
Sabrán: ¡Qué te quiero, que te quise y que te espero!
Sabrán: ¡Qué te quiero, que te quise y que te espero!
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