allí
donde estés, mis manos te buscan,
espero un día, cualquier día, volver a verte,
se encuentra mi corazón, tan lleno de sierpes,
y tanta es la tristeza que no hay quien la reduzca.
No sé cuándo, ni donde iré a buscarte,
solo espero encontrarte al fin,en un sendero,
así tenga que apagar el ultimo Lucero,
llegar hasta el cielo o a una legión en Marte.
Escucharas mi voz, allí donde descanse
tu cuerpo, porque tu alma por siempre en mí,
vive,
no habrá nada en el mundo que a mi pena amanse,
aunque quede clavada tan adentro una astilla
y cada día que pase yo me halle en declive,
conservo en mis manos, aquella florecilla.